Para Habermas, la
sociedad es posible porque existe un acuerdo intersubjetivo general acerca del
mundo en que existimos, es decir, porque entendemos el mundo de maneras
básicamente parecidas y coordinadas y, en consecuencia, podemos coordinar
nuestras acciones. Este acuerdo intersubjetivo general es el que permite hablar
de la acción social como acción racional.
Por eso la idea de regla en Habermas es fundamental. Siguiendo la
tradición de Rousseau sobre el contrato social, para Habermas la sociedad es
posible porque podemos organizar nuestras acciones y evaluar las acciones de
los demás, y esto sólo es posible sobre una idea de regla.
Tipología de la acción
social
Tanto la acción
estratégica como la acción instrumental son acciones con arreglo a fines, es
decir, acciones directas (no mediadas) sometidas al criterio de eficacia en
función de la correspondencia entre expectativas y resultados.
La acción instrumental
está orientada a la manipulación técnica de objetos con arreglo a fines.
La acción estratégica hace referencia a una
competición con adversarios que comparten fines idénticos.
Las acciones con arreglo
a fines son el objeto de estudio de las teorías de la elección racional, del
tipo de la teoría de juegos, la teoría del ‘minimax’, etc.
La acción comunicativa se
caracteriza por ser una acción orientada al entendimiento, esto es a la
producción de consenso.
Ese doble carácter de
entendimiento y consenso es el que convierte a la acción comunicativa en la
acción social por excelencia. Es la acción comunicativa la que permite la
aparición de un consenso intersubjetivo general sobre el que fundar la idea de
regla y, consecuentemente, el mundo social.
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